Ha llegado la, tan deseada por algunos y temida por otros, vuelta al colegio. Ésta supone para muchos niños el reencuentro con sus amigos, cambio de clase, nuevos profesores,… Pero nosotros queremos llamar la atención sobre un reencuentro que puede resultar desagradable: la mochila.
En nuestra práctica diaria, cada vez observamos con mayor frecuencia lesiones en la edad pediátrica originadas con frecuencia por el uso incorrecto de las mochilas escolares, entre las que enumeramos dolor de espalda, cuello y contracturas musculares en la zona de los hombros. Este tipo de lesiones se producen porque el peso de las mochilas producen un desplazamiento del centro de gravedad del cuerpo hacia atrás, provocando una compensación mediante la inclinación del cuerpo hacia delante, causando tensión en cuello y espalda. Entre los factores asociados al riesgo de padecer dolor de espalda entre los niños y jóvenes, se encuentra el exceso de carga, la duración del transporte de dicha carga y el estado muscular de la espalda del niño. El dolor en la infancia predispone al dolor de adulto. Además, cuando una persona ha sufrido dolor de espalda durante la infancia, tiene más riesgo de padecerlo también de adulto de forma crónica. Por eso queremos aclarar algunos conceptos básicos para que este reencuentro no resulte doloroso.
En principio, no existe ninguna preferencia para utilizar mochilas sobre los hombros o mochilas de ruedas, pero es importante, una vez que decidamos que tipo de mochila vamos a utilizar, tener en cuenta el uso correcto de la misma. Si la carga que debe soportar el niño es muy elevada nos inclinaremos por elegir una mochila de ruedas pero, con precaución, puesto que si no atendemos al modo de uso, el esfuerzo que el niño hace al transportar la mochila con ruedas suele recaer, casi siempre, en un solo lado y además la postura que el niño adopta no es correcta, puesto que en lugar de empujarla, tiende a arrastrarla tras de sí. En definitiva, sea cual sea nuestra elección, debemos tener siempre en cuenta los siguientes aspectos:
- El peso de la mochila sobre los hombros, no debe según la OMS (Organización Mundial de la Salud) en ningún caso sobrepasar el 10-15% del peso del niño y debe estar situada en la zona lumbar o entre las caderas y debe poder graduarse según la altura del niño.
- Las mejores mochilas de espalda, son aquellas que incluyen fijación en el pecho y en la cintura. Las tiras de fijación deben ser anchas, acolchadas y ajustables, así como el respaldo de la mochila que debe ser acolchado y semirrígido. La mochila debe también poseer diferentes compartimentos para repartir el peso de la forma más conveniente. Además, los padres deben asegurarse de que los tirantes queden bien ajustados y la mochila no debe llevarse demasiado baja, debe estar colocada entre la zona lumbar y las caderas, unos 5 cm. por debajo de la cintura. El peso de la mochila debe recaer sobre la zona dorsal, siendo conveniente colocar los elementos más pesados y voluminosos cerca de la espalda y retirar diariamente aquello que no sea necesario.
- Si el niño insiste en una mochila de una sola asa, debemos asegurarnos de que se la ponga cruzada para distribuir mejor el peso.
- En el caso de elegir una mochila tipo carrito, hay que asegurarse de que el niño cambie con frecuencia el brazo que tira de la mochila para que sus músculos trabajen de forma equitativa también de que el asa de la mochila sea lo suficientemente larga o regulable en altura para que se adapte a la estatura del niño y evitar que éste tenga que flexionar su cuerpo o mejor, que la lleve delante y la empuje en lugar de tirar de ella.
Además, debido a nuestro estilo de vida sedentario, nos encontramos con mucha frecuencia hábitos posturales incorrectos que favorece la aparición de dolor de espalda y que dificulta el desarrollo normal de la columna vertebral y una pérdida de resistencia muscular. Además, en ocasiones, el mobiliario escolar es inadecuado para sus necesidades o para la diferencia de tallas que existen entre los niños.
Consejos para prevenir el dolor de espalda en los escolares:
Para evitar el dolor de espalda, el niño debe hacer deporte y ejercicio para fortalecer la musculatura de la espalda, que se hará más potente, resistente y elástica. En principio, valdrá cualquier modalidad deportiva que sea del gusto del niño, aunque son más recomendables los deportes que ejercen una acción simétrica sobre el cuerpo, como la natación.
Además, debemos asegurarnos de que el niño cumpla ciertas normas de higiene postural: sentarse bien atrás en la silla, con los codos apoyados y la espalda recta. Es aconsejable que no permanezca sentado largos períodos de tiempo, levantándose cada 45-60 minutos. Asimismo, también es recomendable mientras nuestros niños estén en edad de crecimiento que las sillas que utilicemos sean regulables en altura.
También debemos vigilar la postura de los niños mientras duermen, puesto que dormir bocabajo aumenta las posibilidades de que sufran dolor de espalda y el colchón debe ser semirrígido, con independencia del material, puesto que lo importa es la firmeza que el mismo proporciona.
Es importante además que los padres estén atentos a las posibles molestias que puedan aparecer y no duden en consultarnos o acudir al especialista si lo consideran necesario.