Sin duda alguna el empezar a notar ese pequeño dolor, bien sea en el hombro, femoral, gemelo, cuádriceps o espalda, es un «zas en toda la boca» para todos aquellos que nos tomamos en serio nuestro entrenamiento, ya sean pesas, running, natación, padel o el deporte que practiquemos.
El problema es que ese pequeño dolor no va a hacer que paremos y acudamos a un especialista para que valore la lesión, sino que casi hasta que no podamos movernos seguiremos entrenando a tope, esperando que el dolor, igual que vino, desaparezca.
En raras ocasiones el dolorcito del principio no era más que una pequeña sobrecarga, un pequeño bloqueo o un pinzamiento sin importancia y al de unos días desaparece, pero lo normal es que sea una lesión que podía haberse curado en un par de semanas pero ahora se ha agravado a una lesión de unos cuantos meses.
Porqué no paramos
La pregunta que nos debemos hacer es porqué no paramos al notar ese primer dolor, pues la respuesta es sencilla, creemos que todo el trabajo realizado durante meses, todo el esfuerzo, todo el músculo, la fuerza, la resistencia, coordinación o habilidad ganada se tirará por la borda.
Esta cabezonería, pues no tiene otro nombre, hará que forcemos a nuestro musculo lesionado y que el parón final sea mayor que el esperado, y entonces sí que perderemos mucho más de lo que habríamos perdido parando desde el principio.
¿Qué es lo que hay que hacer?
De ahí que siempre, y digo siempre, os recomiendo que ante cualquier dolor continuo, de más de dos sesiones de entreno de evolución, acudáis a un especialista y que sea él el que valore si puedes entrenar, cómo hacerlo y a que nivel, o toca descansar inevitablemente.
Lo que nunca debéis hacer, y os lo digo porque es lo que más se hace, es acudir a blogs, foros o webs de internet a solucionar el problema, porque lo único que podéis conseguir es agravar la lesión con estiramientos, vendajes, ejercicios o trucos milagrosos.
Por cierto, muchos de nosotros buscamos suplementos milagrosos que nos ayuden a curar la lesión, y empezamos a tomar glucosamina, cartilago de tiburon colágeno… pero estos suples son para prevenir las lesiones articulares no para solucionarlas una vez que han ocurrido.
Pautas para mantener la forma al máximo
Una vez que estamos lesionados podemos tener en cuenta una serie de pautas a llevar a cabo durante nuestra recuperación que nos ayudarán en parte a que perder lo mínimo que hemos ganado entrenado :
- Bajar calorías: si la lesión te ha ocurrido cuando estabas en volumen deberías bajar la cantidad de calorías con el fin de no acumular un exceso de grasa.
- Subir calorías: si la lesión te ha ocurrido cuando estabas en definición deberías subir la cantidad de calorías hasta una dieta normocalórica para no perder mucho músculo.
- Ingesta alta de proteínas: la proteína es el factor más importante para mantener la masa muscular, así que asegura 2g, por cada kilo de peso corporal.
- Ejercicio alternativo: esto quiere decir que si te lesionas el tríceps o el pectoral puedes hacer pierna o cardio, si es el gemelo puedes hacer extensiones… es decir buscar un ejercicio que no active la zona lesionada.
- Paciencia: deberás de ser inteligente y esperar el tiempo necesario para reanudar tu actividad, y nunca empezar si no te has recuperado al 100%.
- Disciplina y obediencia: en este caso para obedecer lo que te al pie de la letra lo que te diga el fisio u osteopata, aplicando hielo, cremas, vendajes, medicamentos, estiramientos o actividad.
- Despreocúpate: recuerda que cuando vuelvas el músculo tiene «memoría». Cuando se le ha sometido a un entrenamiento eficaz conoce como debe actuar ante dichos estimulos de nuevo, mejorando mucho más rápido que si nunca se ha entrenado antes así.
Fuente: Vitonica.